Durante muchos años, Meryem vivió pensando que su amado esposo estaba muerto. Los fuertes sentimientos que tenía por Kadir no pudieron extinguirse incluso después de veinte años. Todos los años, el día de su muerte, se sumergía en los recuerdos.
Y ella hizo la misma pregunta: ¿Por qué yo?
Si estaba allí, si estaba vivo... Todo habría resultado diferente. Meryem no tenía idea de que no era Alá quien actuó con tanta crueldad con ella, sino su propio padre y hermano.
Veinte años después, Kadir aparece en Estambul y encuentra a Kerim. Solo el hijo está acostumbrado a considerar muerto a su padre, y no quiere entenderlo ni perdonarlo. Kerim también prohíbe a Kadir reunirse con su madre, por temor a que ella simplemente no sobreviva a tal golpe.
Kadir, no queriendo estropear la relación ya tensa con su hijo, no va en contra de su voluntad, pero aún trata de persuadirlo.
Y en una de estas reuniones, todo se resuelve por sí solo.
Kadir vino una vez más a hablar con su hijo, que en ese momento vivía en el hotel. Meryem, preocupada por el estado de su hijo, decide visitarlo y llega en el mismo momento en que Kadir estaba en su habitación.
Meryem al ver a su amado esposo vivo y bien, casi se desmaya. Kerem, asustado por su madre, ahuyenta a Kadir.
Pero Meryem quiere saber la verdad, por qué Kadir la abandonó hace 20 años con un niño pequeño en sus brazos, y ahora se precipitó de nuevo a sus vidas.
Meryem secretamente de su hijo, escribe el número de teléfono de Kadir y hace una cita con él. Donde descubre que su hermano y su amado padre tienen la culpa de su duro destino.
Pero, ¿tendrá Meryem la fuerza suficiente para perdonar a su marido, porque le queda muy poco de vida?