¿Por qué es perjudicial ser amigo de sus propios hijos?

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¿No significa ser un padre autoritario convertirse en amigo de su hijo? Tómate tu tiempo para encarnar esto.

Empecemos por lo principal: padres y niños no pueden ser amigos en el sentido clásico de la palabra, porque la amistad presupone igualdad. Pero entre padres e hijos, la igualdad del 100% simplemente no debería ser así. ¿Por qué? Vamos a explicar.

0-6 años

El niño aprende activamente a interactuar con el mundo, repite después de los padres, mientras todavía no conoce todas las sutilezas. El orden mundial, todos los peligros, no puede tomar independientemente la mayoría de las decisiones de las que depende su vida y salud. En consecuencia, los padres deben orientar, impulsar y desempeñar un papel de liderazgo.

Pero a la misma edad, los niños reciben un marco para mostrar qué comportamiento es aceptable y cuál no. La amistad a esta edad se puede manifestar en juegos con el niño, respeto por sus intereses, atención a él, pasar tiempo juntos.

6-11 años

En este momento, el niño tiene amigos de la escuela, y en casa no necesita amistad. Por el contrario, necesitas un trasero confiable, un adulto seguro de sí mismo en quien puedas confiar y venir con tus problemas. Al mismo tiempo, es importante que los padres mantengan la aceptación y el amor incondicionales por el niño, permanezcan de su lado en cualquier situación (esto no significa que el niño siempre tenga la razón, la pregunta es solo en la reacción de los adultos a su incorrecto).

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Los padres, de una forma u otra, deben tener autoridad ante el niño para que éste pueda quitarle algo bueno, observar las reglas establecidas en la familia. Pero si hay amistad entre adultos y niños, entonces la actitud hacia los padres será la adecuada: no quiero y no escucho, hago lo que quiero.

Es la autoridad de los padres, el apoyo que pueden brindar, lo que impulsa al niño a acudir a ellos con sus problemas.

12 años en adelante

Los padres a menudo van demasiado lejos en sus intentos de entablar amistad con su adolescente para construir una relación de confianza. Los adultos no deben involucrar a los niños en sus problemas personales, pedir consejo y protección, hablar sobre sus miedos y experiencias.

Si está tratando de estar en pie de igualdad con el niño, mostrando su vulnerabilidad, entonces esto no le agrega credibilidad. Así, el adolescente se desplaza hacia la solución de problemas y el papel del "adulto" que debe calmar, consolar y apoyar al "niño".

Por supuesto, puede pedir la opinión del niño sobre cualquier tema, pero él no debe ser responsable de sus acciones.

Cuando hay un adolescente en la casa, los padres deben ser más como espectadores, listos para ayudar. Pero meterse en el alma, exigir conversaciones francas, definitivamente no vale la pena, así como ahondar en las pertenencias y los aparatos personales del niño.

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