Esto es del tema de la gastritis atrófica. Con la atrofia, las células que secretan ácido clorhídrico desaparecen de la mucosa gástrica. Sin ácido, hubiéramos sobrevivido, pero el problema es que las mismas células producen un factor interno. La vitamina B12 no se absorberá sin ella. Y es vital para nosotros.
El factor intrínseco es la proteína, que combina con la vitamina B12 como la llave de una cerradura. En un extremo, se adhiere a la vitamina y en el otro a receptores especiales en la parte distante del intestino delgado. Es solo gracias al factor intrínseco que los intestinos pueden absorber la vitamina B12.
El factor interno se llama interno porque su fuente está dentro de nosotros. En la mucosa gástrica.
Pero la vitamina B12 en sí misma se llama factor externo. Porque lo conseguimos con la comida.
Para que esta historia no te parezca demasiado aburrida, te contaré cómo la gente se salvó de la falta de vitamina B12 hace 100 años. Luego, las personas también sufrieron de gastritis atrófica y desarrollaron anemia perniciosa por falta de vitamina B12.
Los científicos que han estudiado este caso alimentaron a sus pacientes con una gran cantidad de hígado crudo. Había mucha vitamina, que fue absorbida estúpidamente debido a la superioridad numérica. Fue repugnante, pero no el más interesante. Los pacientes todavía fueron alimentados con hígado y carne a medio digerir.
Primero, el hígado y la carne se alimentaron a personas sanas, luego el puré resultante se extrajo de sus estómagos y se alimentó a los enfermos. Se recuperaron gradualmente, porque junto con la vitamina recibieron el factor intrínseco de donantes sanos. No fue suficiente pensar en esto. También era necesario persuadir a los pacientes de tales experimentos. Si quieres vivir, no te lo comerás.
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