Habiendo perdido a un hijo, Hatice perdió la cabeza. No podía soportar la idea de que había matado a su propio hijo. Ibrahim trató de apoyar a la dama de todas las formas posibles, pero en ese momento, Hatice no necesitaba el apoyo de su esposo. Hatice culpó a Ibrahim por la muerte de su hijo, creyendo que había enviado una maldición a su familia al colocar ídolos en el jardín.
Valide, preocupada por el estado de su hija, decide llevársela temporalmente al palacio de Edirne, dejando a Ibrahim solo para experimentar su dolor común.
Por orden de Valide, Nigar-kalfa, en ausencia de Hatice, debe ayudar a Ibrahim.
Nigar se dio cuenta hace mucho tiempo que estaba enamorada de Pasha, y cada día le resultaba más y más difícil ocultar sus sentimientos.
Por la noche, cuando Ibrahim dormía, Nigar no pudo resistir y entró en sus aposentos. Acercándose a Ibrahim dormido, Nigar decidió enderezar la manta. Ibrahim, acostumbrado a estar siempre alerta, se dio la vuelta bruscamente y agarró la mano de Kalfa.
Mirando a los ojos de Nigar, Ibrahim la atrae hacia él, sucumbiendo a un ataque de pasión.
Para Nigar, esta fue una noche largamente esperada y deseada con un ser querido, pero la decepción llegó por la mañana. Ibrahim, al despertar y ver a Kalfa junto a él, ordena olvidar todo lo que pasó esa noche entre ellos, y luego lo expulsa de sus aposentos y del palacio.
Valide logró eliminar a Nigar de la lista de gastos, por lo que ahora no podía quedarse en el Palacio de Topkapı, porque en adelante pertenecía al palacio de Ibrahim. Pero incluso allí, no era necesario.
Syumbul, sin saber qué hacer con Nigar, acude a Ibrahim en busca de consejo. Sin embargo, el bajá no quería ver a Kalfa en su palacio. Y como no puede quedarse en el palacio del sultán, ordena que se envíe a Nigar al antiguo palacio y se case.
Ibrahim trató de olvidar la noche que pasó con Nigar, pero los momentos apasionados aparecían en su memoria una y otra vez.